jueves, 30 de octubre de 2008

la caja negra

LA CAJA NEGRA

Con la llegada de la primavera, entre los meses de marzo y mayo, miles de ciudadanos salen a las plazas y se fotografían. Regresan contentos como si fuesen cazadores con sus cámaras repletas de instantes en el tiempo, y pasan los días esperando con ansiedad las fotos reveladas, y solo con las fotos frente a sus ojos parecen tomar posesión del suceso transcurrido, pues ya nada puede ser puesto en duda, lo demás puede ahogarse en la sombra inexistente del recuerdo.

En las reuniones de amigos, Roy Alpha, que no era fotógrafo, se sentía aislado, y cada semana mas, ya que la fotografía era para el poco excitante y pobre en imprevistos.

Roy Alpha era un ejecutivo en servicios de distribución en una reconocida empresa de su ciudad, pero tenia una verdadera pasión comentar con los amigos acontecimientos pequeños y grandes, todo hay que decirlo que por su actitud mental, era un filósofo y por amor propio conseguía explicarse los hechos mas alejados de su experiencia. Ahora bien sentía que algo de la esencia de un hombre fotográfico se le escapaba, pero veía cada vez mas que nuevos adeptos se enrolaban en los progresos de técnicas y habilidades artísticas, otros atribuían sus logros a la calidad de los aparatos, según ellos capaces de producir obras maestras aunque estuviesen en manos ineptas. Roy Alpha entendía entonces, que lo decisivo no era ni un motivo de satisfacción, sino que el secreto residía en otra cosa.

Es preciso decir que busca en la fotografía las razones de su descontento –como el de quien se siente excluido de algo-, era en parte también una artimaña de Roy para no tomar en cuenta otro proceso mas evidente que lo iba separando de los amigos. Ya cada uno estaba formando su familia, mientras que Roy continuaba soltero.

Pero como los instintos de los progenitores, después de traer un hijo al mundo; es el fotografiarlo, y dada la rapidez del crecimiento resulta necesario fotografiarlo muy a menudo, para luego quedar el álbum fotográfico donde solo se salvan las fugaces perfecciones aspirando a que cuando se vean sean incomparables. Roy que no era fotógrafo ni procreador veía en este aparato un negro instrumento.

Aunque eran habituales aun las reuniones los fines de semana en las afueras de la ciudad, para muchos siguiendo la costumbre de los años estudiantiles, que se habían extendido con las novias y después a las esposas , hijos y nuevos parientes. Pero para Roy era como si nada hubiera cambiado ya que el seguía siendo el único soltero sobreviviente. Y dadas las ironías de la vida era cada vez mas frecuente que en esas salidas, en el momento de la foto de grupo o familiar era Roy el que tomaba la maquina de alguien que corría a ubicarse, entre las filas estirando el cuello, entre las cabezas o acuclillándose entre los mas pequeños, y concentrando toda su fuerza en el dedo apretaba el disparador. Las primeras veces una involuntaria rigidez le hacia captar algunos arbustos, embarcaciones y porque también no decirlo decapitaba a algunos de ellos. Algunas veces era acusado de hacerlo a propósito, o por ser un bromista pesado. No era cierto su intención era prestar su dedo como un dócil instrumento, pero al mismo tiempo servirse de las momentáneas posiciones de privilegio para exhortar a los fotografiados sobre sus actos. – y entonces si una vez he empezado para que detenerme – decía- el paso de la realidad ¿ha de ser fotografiado de esa forma? ¿solo porque nos parece bella? Pero que tal si fotografiamos a Sophia mientras levanta su castillo de arena mas adelante mientras llora porque su castillo se ha desmoronado, y después mientras su madre la consuela dándole una concha que ha sacado de la arena. Pero entonces se le ocurre otra cosa a Roy , no se puede pensar tampoco que lo que no se fotografía se pierde, o es como si no hubiera existido, por lo tanto para vivir verdaderamente ¿hay que fotografiarlo todo? Y para fotografiarlo todo ¿es preciso vivir de la manera mas fotografiable? O ¿considerar cada momento de la vida como fotografiable?

-eres un loco y además un pesado le decían los amigos-

-¿pero quien quiere recuperar todo lo que pasa ante sus ojos?- decía Roy aunque ya nadie lo estaba escuchando.

El único modo de actuar con coherencia es disparar por lo menos una foto por minuto desde que abrimos los ojos hasta dormir. Solo así en los rollos de películas se consumirían nuestros mas fieles diarios, sin que nada quede excluido. Si yo fuera fotógrafo seguiría hasta el final, en cambio ustedes buscan una elección. Pero, ¿cuál? Una elección en la que la naturaleza este en paz, en una consolación, en una reunión de parientes. Esto no es solo una elección de la fotografía es también una elección de vida que los lleva a excluir los contrastes mas dramáticos de nuestra existencia, así están callendo en la mediocridad.

Una tal Delia, cuñada de un amigo suyo y Mónica secretaria de otro, le pidieron el favor de tomar una foto mientras jugaban con el balón entre las olas. Pero entre su pensamiento ya surgía una nueva teoría en contra de las instantáneas.

-¿Qué es lo que las lleva, a extraer de esta móvil continuidad un extracto de ella? ¿cuál es la tajada del tiempo que les ufana tener, o el espesor del segundo en succionar? Mientras se lancen la pelota están viviendo el presente, y si les digo que voy a tomar un retrato de ustedes ya no es el placer del juego el que las mueve, sino, el de verse atrapadas en el futuro, de encontrarse dentro de 20 años en un cartón amarillento, aunque los nuevos procesos las mantendrán inalterables y preservadas. Una foto así mataría la espontaneidad y alejaría el presente. La realidad cuando se fotografía adquiere una carácter nostálgico y conmemorativo así sea tomada de ayer...

Mientras hablaba, Roy brincaba en medio de las dos amigas para enfocar sus movimientos de juego y excluir por lo menos los reflejos del sol sobre el agua. En una lucha por la pelota, Delia, que se abalanzaba sobre la otra ya sumergida en el agua, fue fotografiada con el trasero en primer plano sobre las olas. Para no perder esto, Roy se hecho de espaldas en el agua con la maquina en alto.

-Han salido todas muy bien, y esta es magnifica- comentaron entre ellas unos días después peleándose por las pruebas. Le habían citado el la tienda del fotógrafo- . Eres un excelente fotógrafo, tienes que tomarnos otras.

Roy había llegado a la conclusión de que había que volver a esas poses en actitudes representativas. Su polémica antifotografica solo podría desarrollarse desde el interior de la caja negra.

-Me gustaría, entonces tener una de esas viejas maquinas- dijo a las amigas- apoyada en una base. ¿será que la podremos encontrar?

-Bueno, tal vez en algún mercado...

-vamos a buscar.

A Delia y Mónica les parecía divertido salir a buscar un objeto como este: miraron en revistas, preguntaron a fotógrafos ambulantes, visitaron el mercado de las pulgas y en un cuchitril encontraron sin uso la cámara de cajón. Al fin pudieron echar mano a la caja negra. Funcionaba perfectamente. Roy la compro junto con otros accesorios. Ayudado por sus amigas, en una habitación de su casa instalo un estudio, cosa que no podía creer pero, estaba satisfecho.

-esto me hace recordar a esas fotografías oficiales de las reuniones familiares, de los matrimonios y de la escuela, y pienso en lo falsas y forzadas que tenían estas fotografías.-decía-.

-pero, ¿a quien quieres hacer posar?

-Vengan mañana y les tomare fotos como yo le digo que son.

-Dime,¿ que te propones? – dijo Mónica con desconfianza. En ese momento sentía un aire amenazador- . ¡Estas soñando si crees que vendremos a servirte de modelos!

Delia se rió de manera burlona, pero al día siguiente regreso a casa de Roy sola.

Llevaba un vestido blanco sin mangas y una raya en la mitad dividía su cabello. Se reía un poco inclinando la cabeza hacia los lados. Mientras la hacia pasar, Roy estudiaba sus gestos, le parecía un poco irónicos, pero en realidad no sabia cuales eran los rasgos que definían su verdadero carácter.

La hizo sentar en una butaca y metió su cabeza bajo el paño negro que envolvía la maquina. Roy tuvo la impresión de que veía a Delia por primera vez, sintió que sus gestos en ese momento prometían algo escondido. Así como su sonrisa se escondía en su misma sonrisa.

-Eso es, así, no, la cabeza mas abajo, alza los ojos, no, bájalos.

Roy perseguía dentro de aquella caja negra algo de Delia que de pronto le parecía preciosísimo en absoluto.

-Acércate mas a la luz, no, antes estabas mejor.

Había muchas fotografías posibles de Delia y muchas Delia imposibles de fotografiar, pero lo que el buscaba era la fotografía única, que contuviera una a las otras.

Aun no estaba seguro de lo que quería, se sentía inseguro. Aunque no lo quisiera estaría fotografiando el que mas adelante seria un recuerdo, recordaba a los fotógrafos domingueros, esto lo estaba llevando a ejecutar una operación irreal es decir por medio de un cuerpo recordar el presente que tenia delante de sus ojos. Había comprendido que fingiendo se obtenía como resultado lo no viviente.

Delia se prestaba para ejecutar las ordenes de Roy, pero esto ya se estaba convirtiendo para Delia en algo sobre actuado.

-Basta, ¿qué comedia es esta? No era eso lo que yo quería decir – Roy cubrió la maquina con el paño negro, y empezó a pasearse por la habitación.

Roy sintió que la visión de ella le entraba por los ojos , ocupaba todo su campo visual y sustraía el tiempo y el espacio a una dimensión finita. Luego apretó el disparador, cargo la maquina y disparo una y otra vez, mientras trataba de respirar bajo el paño.

-Eso es, ahora si, así esta bien, otra vez, así sales bien.- Salió debajo del paño, estaba contento, ese mismo día Roy descubrió que se había enamorado de ella. Con el tiempo se fueron a vivir juntos y el compro los mas modernos aparatos y equipos perfeccionados, instalo un laboratorio. Tenia también una serie de dispositivos que le permitía fotografiarle de noche mientras dormía. Delia se despertaba con el flash, contrariada; mientras que Roy seguía disparando instantáneas de Delia en el sueño, Delia enfadada con el, Delia tratando de volver a dormir, Delia reconciliándose, Delia que reconocía como actos de amor las fotografías.

En el laboratorio de Roy, Delia se asomaba en todos los fotogramas como si fuese un panal de abejas, con miles de abejas que siempre era la misma abeja: Delia en todas las actitudes, maneras, Delia fotografiada sin saberlo, Delia convertida en fragmentos de imagen.

-pero, ¿qué es esa obsesión con Delia? ¿no puedes fotografiar otra cosa?- era la pregunta que escuchaba continuamente de los amigos y de ella.

-no se trata simplemente de Delia- contestaba- . es cuestión de método. Cualquiera que sea la persona o casa que decides fotografiar, has de seguir fotografiándola siempre y solo a ella, a todas las horas del día. La fotografía adquiere su sentido únicamente si se agotan todas las imágenes posibles. Pero no decía lo que le interesaba por encima de todo: atrapar a Delia en la calle, cuando no sabia que el la veía, ver como era en la ausencia de su mirada y de cualquier mirada. No es que Roy quisiera descubrir algo en particular, pues no era celoso. Quería capturar una Delia sola, sin la presencia de el y de los demás. Pasaron solo tres meses y Delia lo dejo..

Roy entro en una crisis depresiva. Empezó a llevar un diario fotográfico. Con la maquina colgada en el cuello, encerrado en su casa, disparaba fotos en el vacío. Fotografiando la ausencia de Delia.

Recogía las fotos en un álbum: se veían ceniceros llenos de colillas, la cama sin tender y una mancha húmeda en la esquina de la pared. Y se le ocurrió crear un catalogo de todo lo que queda fuera del campo visual, no solo de las cámaras sino del hombre. Se pasaba los días con cada tema, agotando rollos. Un día se detuvo en un ángulo de su habitación, por donde cruzaba una tubería: tuvo la tentación de seguir fotografiando aquel punto hasta el final de sus días.

Su casa ya estaba abandonada, miles de papeles cubrían el piso y los fotografiaba. Las fotos de los diarios también las fotografiaba. Roy ahora sentía placer fotografiando los objetos de su casa y desde allí se sorprendió envidiando la vida de un reportero grafico que se mueve cuando las multitudes se lanzan entre si, cuando se vierte sangre y lagrimas, en los desfiles de modas, en la falsedad de las ceremonias, en fin los momentos en todas partes.

Pero también es el reportero el que le da sentido a otro mundo olvidándose del suyo, y reflexionando empezó a hacer pedazos las fotos con Delia o sin Delia acumuladas en los meses de su pasión . “tal vez quería conseguir una fotografía total” , pensó, “es un montón de fragmentos de imágenes”. Doblo todos los fragmentos que encontró para arrojarlos a la basura, pero antes de botarlos quería fotografiarlos. Abrió un poco el paquete para que se vieran algunos pedazos, pues quería que en su foto se pudieran reconocer algunas imágenes medio arrugadas y rotas al mismo tiempo, quería que se centrara la fuerza del porque trataba de expulsarlos.

Para hacer entrar todo esto en una fotografía, era preciso quizás desarrollar una técnica extraordinaria, pero solo entonces Roy podría dejar de hacer fotos. Agotadas todas las posibilidades en el momento, Roy comprendió que fotografiar fotografías era el único camino que le quedaba, mas aun ese era el único camino que oscuramente había buscado hasta entonces, después de conseguir su caja negra.

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